Maria Teresa y Maria de Jesus Quiej-Alvarez son dos niñas siamesas que nacieron en una ciudad rural de Guatemala. Una asociación no lucrativa, logró que las niñas fueran trasladadas a los Ángeles donde un equipo voluntario de cirujanos plásticos y neurocirujanos lograron separarlas en una operación que duró 22 horas.
Para facilitar la cirugía, los doctores realizaron una topografía de los cráneos de las niñas, y después solicitaron la fabricación de un modelo 3-D impreso, para poder estudiarlos mucho más a fondo.
La impresión 3-d de los cráneos permitió a los cirujanos hacer prácticas de la cirugía, analizando las áreas de corte, las conexiones sanguíneas de la intersección y les ayudó a estudiar la manera en como cubrirían los cráneos con piel, una vez ya separados.
"No importa lo buenos que sean nuestros modelos 3-d en las computadoras, no hay nada mejor que tener un modelo en las manos", estas fueron las palabras de los cirujanos, quienes estaban muy agradecidos y entusiasmados con la tecnología que logró hacerlo.
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